Si has leído nuestros artículos anteriores o visto nuestros videos de YouTube, seguramente te has dado cuenta de que amamos la tecnología. Existen tantas opciones para aprender idiomas, que no hay tiempo ni espacio de mencionarlas todas.
Utilizar las herramientas tecnológicas tiene grandes beneficios, pero no todo es color de rosa, también existen ciertas desventajas. En este artículo hablaremos de lo bueno y lo no tan bueno de las aplicaciones para aprender idiomas. Comencemos con lo bueno:
Ventajas:
Libertad: las aplicaciones que descargas en tu celular te permiten aprender cuándo y dónde quieras. Puedes usarlas en el bus, en el parque, en el gimnasio; en la mañana, en la noche o en la madrugada. No estás obligado a ir a una hora específica y un lugar específico para practicar.
Sin límites, ni presión: dónde y cuándo quieras también incluye “cuánto” quieras. Si solo quieres practicar 5 minutos o prefieres practicar una hora o quieres enfocarte en un solo tema o aprender muchas cosas, es tu decisión. Aunque algunas aplicaciones te trazan ciertas metas, tú puedes modificar lo que ves (hasta cierto punto). Pero no tendrás a alguien presionándote para que aprendas algo en un tiempo específico.
Economía: ciertamente, las aplicaciones te ayudan a ahorrar mucho dinero. No debes pagar un curso o a un profesor particular y te ayudarán a aprender mucho (si sabes cómo usarlas de manera inteligente).
Diversión: la mayoría de los desarrolladores de este tipo de app tuvieron la brillante idea de adaptar el contenido que puede ser un poco tedioso y convertirlo en juegos que te motivan y te ayudan a aprender de manera más dinámica. Esto es lo que conocemos como “gamificación”.
Desventajas:
No son muy completas: ¿te disté cuenta que en el punto 3 dije que debes saber usarlas de manera inteligente? Esto es porque la mayoría de las apps se enfocan en un tema específico (principalmente en vocabulario) y no ofrecen tantas herramientas para aprender sobre gramática, para mejorar la habilidad de producción oral o escrita, entre otras cosas. Entonces, debes complementar lo que aprendas con una aplicación con clases u otro tipo de material.
No es la vida real: si bien puedes aprender muchas cosas con las aplicaciones, estas no te ofrecen esos matices que existen en la vida real. Es cierto que es importante conocer las reglas, pero también es importante saber cómo habla la gente en el día a día (rompiendo esas reglas) para que podamos entender una conversación cuando llegue el momento y seamos también capaces de expresarnos con naturalidad.
No hay motivación externa: lo que mencioné como la primera ventaja puede convertirse fácilmente en una desventaja. Esa facilidad de decidir si quieres estudiar o no puede llevarte a abandonar el proceso por completo porque no existe obligación a nada. No siempre estamos motivados y, en muchos casos, los profesores pueden ayudarnos a encontrar esa motivación. Aprender idiomas por cuenta propia requiere de mucha disciplina y, en muchos casos, nuestras otras responsabilidades se toman todo nuestro tiempo.
Requiere de mucha autonomía: además de ser muy disciplinado, debes ser autónomo. No tendrás a alguien que te aclare dudas, que te comparta tips para recordar algo, que te explique las excepciones, que corrija tu pronunciación o te hable de la cultura que también es parte esencial de un idioma. Todo esto deberás encontrarlo tú mismo.
Entonces, aunque las aplicaciones son una herramienta maravillosa para mejorar tus habilidades de manera libre, divertida y sin presión, aún es necesario complementar la información con otros recursos y requiere de mucha disciplina y autonomía. Que te funcionen a ti dependerá del tipo de estudiante que eres.