¿Alguna vez has escuchado a alguien de tu país hablar con un acento diferente una vez que se muda a otro país? ¿Te has ido de vacaciones y, de pronto, notas que hablas un poco diferente? Esto sucede muy frecuentemente y existe una razón específica que te contaremos en este artículo.
Pero, primero, definamos lo que es el acento. El acento se define como las características fonéticas, melódicas y rítmicas propias de un país o región específicos. Gracias al acento, somos capaces de reconocer el lugar de origen de una persona. El acento puede ser más o menos marcado dependiendo del nivel educativo y hábitos de lectura de la persona, así como del contexto en el que se encuentre (con amigos, en el trabajo, etc.)
Entonces, ¿por qué cambiamos nuestro acento? Según los estudios realizados, cuando nos mudamos a otro lugar cambiamos, no sólo nuestro acento, sino también nuestro vocabulario, para sentirnos parte de la nueva comunidad. Esto puede suceder de manera consciente o inconsciente.
En 2006, la psicóloga Jennifer S. Pardo, realizó un estudio en Barnard College (Nueva York) que demostró que podemos cambiar nuestro acento para hacernos entender mejor y sentirnos más cercanos a quienes tenemos a nuestro alrededor. En 2012, ella y otros psicólogos de la Universidad de Columbia demostraron, además, que estos cambios se realizan con más facilidad cuando nos sentimos más conectados con la otra persona.
Muchos suelen criticar estos cambios, pero muchas veces son inevitables o, incluso, necesarios. Si un colombiano le dice a un venezolano que lavará los platos en la poceta, seguramente el venezolano no querrá comer en esa casa porque, en Venezuela, la poceta es el inodoro y donde se lavan los platos es el fregadero.
De la misma manera, muchos nacionalistas suelen discriminar a aquellos que no son de su país y, por esta razón, los inmigrantes que trabajan con público hacen lo posible por imitar el acento del país donde viven para no ser víctimas de maltratos. Este cambio de acento también los ayuda a ser comprendidos más fácilmente y a evitar problemas de comunicación producidos por la manera en que pronuncian ciertas palabras o cómo se conectan entre ellas en el país donde se encuentran.
En los casos en que el cambio de acento se hace de manera consciente, se puede ver que las personas son capaces de alternar acentos y usar el propio con amigos cercanos y familiares; y usar el acento del lugar donde viven con personas de ese lugar.
Estos cambios ocurren con facilidad entre diferentes variantes del mismo idioma, pero, según Zuzana Erdösová, profesora de lingüística de la Universidad Autónoma del Estado de México, es casi imposible cambiar nuestro acento (o más bien eliminar ese acento extranjero) cuando hablamos otro idioma.
Asimismo, de la misma manera en que para los niños es más fácil aprender idiomas, para ellos también es más fácil adquirir o modificar su acento y, a medida que crecen, esa habilidad se va perdiendo poco a poco.
Entonces, podemos ver que nuestro acento se define por el lugar en donde vivimos, por nuestra educación y por nuestra necesidad de ser aceptados y pertenecer a nuestra comunidad. Podemos hacer cambios conscientes o inconscientes y alternar acentos dependiendo del contexto.