La pronunciación es un aspecto importante de los idiomas, así que es importante que aprendamos bien como pronunciar los sonidos y palabras, especialmente del inglés. En este idioma, los sonidos y las letras son cosas diferentes, ya que no todo lo que leemos se pronuncia de esa forma en otras palabras. A diferencia del español, el inglés no es un idioma fonético. Por esta razón, es de suma importancia que dominemos la pronunciación de los distintos sonidos de este idioma, de esta manera no confundiremos los sonidos ni las palabras y nos haremos entender mucho mejor.
Entonces, aquí te traemos algunas sugerencias para que mejores tu pronunciación.
Léele a tu teléfono: Sí, así como lo oyes. La mayoría de los teléfonos inteligentes tienen algún tipo de asistente virtual o teclado por voz. Si lo pones en inglés (u otro idioma) tu teléfono reconocerá tu voz en ese idioma. Así que, si quieres probar qué tal va tu pronunciación, puedes utilizar este método. De hecho, actualmente puedes incluso tener una conversación con estos asistentes, hablar sobre ti, temas de interés, hacer bromas e incluso insultar a tu asistente, aunque esto último no le agradará mucho. Sin embargo, hay que recordar que estos sistemas todavía tienen sus fallos, a veces reconocerá la palabra que no es o no nos entenderá, sobre todo cuando hay mucho ruido ambiental, así que tenlo en cuenta.
Repite e imita: Si hay alguna serie de TV que te gusta mucho, alguna película, actor o algún modelo a seguir que te guste, intenta imitar su pronunciación y repite todo lo que escuches. La imitación y la repetición son claves para poder conseguir pronunciar correctamente los sonidos, por eso es importante tener un modelo al que seguir y que podamos escuchar miles de veces y repetirlo muchísimas veces sin cansarnos. Nuestra meta será sonar tan cercano como podamos a ese modelo a seguir.
Practica los sonidos difíciles: Hay sonidos en inglés que no existen en español (y viceversa), es aquí donde tenemos que poner énfasis, especialmente cuando comenzamos a aprender, ya que suelen ser sonidos difíciles de dominar porque no tenemos una referencia en el español. Palabras básicas como “thing”, “hot” o “walk” suelen ser difíciles primero porque confundimos las letras con los sonidos, esto pasa mucho con “hot” y “walk” donde pronunciamos las vocales como en español, siendo las vocales inglesas diferentes. En “thing”, el sonido inicial lo solemos confundir con el de la “t” en español, lo cual hace que, en el mejor de los casos, confundamos la palabra con “ting” y en el peor caso, que no nos entiendan. Entonces, toma esos sonidos que son difíciles del inglés y practícalos más a menudo para que los domines rápidamente.
Canta, canta: Ya hemos mencionado como la música es una herramienta genial para aprender idiomas, te diviertes mientras aprendes. Y una de las características beneficiosas de aprender con música es que podemos practicar mucho la pronunciación. Con la música, puedes practicar pronunciación con tu canción, artista o álbum favorito. Escúchalo, aprende, repite y, similar al punto 2 de esta lista, imita. Si eres constante, puedes llegar incluso a sonar muy parecido a ese artista que estás escuchando, además tendrás una ventaja cuando practiques karaoke con tus amistades.
Los pares mínimos: Estas son palabras que difieren únicamente en un sonido, por ejemplo, en español tenemos “pero” y “perro”. Mientras que inglés tenemos “mean” y “meme”. Si te fijas, son palabras casi idénticas (en pronunciación), pero tienen un sonido diferente, lo que hace que sean totalmente diferentes. Esta práctica te ayudará a saber diferenciar los sonidos en inglés, puedes conseguir muchas listas de pares mínimos o “minimal pairs” en internet y también en nuestro perfil de Instagram. Elige alguno de ellos y practícalos frecuentemente.
Para concluir, estas son solo algunas sugerencias para que practiques y mejores tu pronunciación. Sin embargo, la pronunciación no lo es todo, también hay que tomar en cuenta la fluidez, la entonación y la musicalidad con la que hablamos si es que de verdad queremos desarrollar nuestra manera de hablar, para así realmente dominar la manera en la que nos expresamos.