Comenzaré este artículo explicando que la idea de que los profesores nativos son mejores profesores es un mito; y no porque los nativos no sean excelentes dando clases sino porque esa cualidad no es intrínseca en los hablantes nativos de una lengua. Susana Lakatos y Antonio Ubach concuerdan en que ser un buen profesor de idiomas no solo depende de haber nacido en un país específico y saber hablar un idioma. Existen ciertos factores y habilidades que los profesores deben poseer para transmitir sus conocimientos de manera clara y eficaz, haciendo que los estudiantes se sientan cómodos y aumentando su confianza en el proceso.
¿Entonces, por qué la mayoría de los estudiantes de idiomas prefieren un profesor nativo?
Ciertamente, tener la oportunidad de recibir clases de un profesor nativo tiene grandes ventajas. Son un excelente modelo a seguir para pronunciar las palabras correctamente y tienen gran conocimiento de las expresiones coloquiales y de la cultura de su país. Los profesores nativos pueden brindar detalles interesantes sobre el idioma que están enseñando e incluso de cómo ha cambiado a través de los años.
¿Quiere decir esto que el profesor no nativo no puede brindar esos mismos conocimientos?
Si bien el profesor nativo conoce más a profundidad las palabras y expresiones coloquiales (incluso las no tan decentes), los profesores que aprendieron el idioma para luego enseñarlo también llegan a conocer la lengua con detalle y pueden transmitir esos conocimientos, tomando en cuenta el proceso que ellos mismos atravesaron para aprenderla.
Los profesores no nativos también dedicaron su tiempo a conocer a profundidad cómo se estructura el idioma, el por qué de ciertas reglas, y ellos mismos enfrentaron obstáculos que luego superaron. Si el profesor comparte la misma lengua materna de sus estudiantes, podrá comprender y anticipar los distintos problemas de pronunciación, vocabulario, gramática, etc. y ofrecer estrategias que permitan solucionarlos de manera rápida y eficaz. Al haber sido estudiantes del idioma, entienden el proceso y esto los ayuda a enseñar con estrategias basadas en la experiencia, la empatía y la paciencia de quien sabe qué significa aprender un nuevo idioma.
Sin embargo, esto no implica que un profesor nativo no haya también dedicado tiempo a conocer el idioma y los posibles problemas de sus estudiantes. De hecho, es eso lo que hace un buen profesor, tomarse el tiempo de analizar el idioma, de conocer los porqués, de estudiar las dificultades más comunes en el aprendizaje y de enfocarse en el desarrollo de las habilidades de sus estudiantes.
No depende de si son nativos o no, ambos brindan beneficios, depende de su vocación y de su motivación para ayudar a quienes comienzan el proceso de aprendizaje de un idioma, el cual es a veces confuso y retador. Un buen profesor es aquel que se esfuerza por acompañar a sus estudiantes para hacerles el camino más agradable y satisfactorio.
¿Estás de acuerdo? ¿Eres estudiante o profesor? ¿Has tenido profesores nativos y no nativos? ¿Cómo fue tu experiencia? Comparte tu opinión con nosotros.
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